«Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la Ley y los Profetas. Entren por la puerta estrecha. Porque es ancha la puerta y espacioso el camino que conduce a la destrucción, y muchos entran por ella. Pero estrecha es la puerta y angosto el camino que conduce a la vida, y son pocos los que la encuentran» (Mateo 7:12-14).
Los que oran hoy que viven en esta área, tómense un momento para imaginar cómo sería si todos hicieran a los demás lo que les gustaría que les hagan a ellos. Ora para que vengan esas realidades del Reino.
Los que oran hoy que no viven en esta área, oren para que los cristianos les lleven alimentos a los enfermos, lleven a los que no tienen vehículos, escuchen a los que están cargados, visiten a los que están en el hospital y compartan con aquellos que tienen necesidad. Que el nombre de Jesús sea exaltado en todas estas acciones.
Oramos hoy por los creyentes que han escogido el camino difícil y angosto que lleva a la vida. Cuando se sientan tentados a envidiar a aquellos que pueden «hacer lo que quieren» en el camino fácil y ancho, que puedan detenerse y recordar la cruz. Gracias, Jesús, por venir a revelar a Dios y el camino de la cruz que ama y se sacrifica. Oramos para que los creyentes elijan deliberadamente honrar a otros, perdonar, ofrecer hospitalidad, servir con humildad, dando sus vidas por Jesús, llamando a otros al camino angosto.
Adil estaba sentado en la parte trasera de una vieja iglesia a mitad de la semana, lleno de preguntas sobre el cristianismo. Él tenía prohibido entrar cuando se reunían cristianos extranjeros a adorar, pero fue cuando un grupo pequeño practicaba para un coro. Las lágrimas rodaban por sus mejillas, y dijo como pidiendo perdón: «Siento mucha paz aquí. No puedo dejar de llorar». Luego preguntó: «¿Está bien que elija a Jesús y aun así siga [en este pecado que amo]?». Un hermano le dijo que todos venimos a Dios tal como estamos y que es él quien nos limpia, pero él nos dice: «Arrepiéntanse, el Reino de Dios se acerca». Adil quería vida, pero no estaba dispuesto a alejarse de ese ancho camino de destrucción para tomar el camino angosto, santo, difícil. Señor, oramos por aquellos que te quieren a ti, pero quieren también su vieja vida. Por favor, inquieta sus almas para que se arrepientan y vivan.
Ora para que Dios le dé gracia a la Iglesia en esta región para que vivan la regla de oro de Jesús, la enseñanza de «hacer a los demás» unos con otros. Ora para que las iglesias caseras sean un ejemplo de esta clase de amor unos con otros y con aquellos que los rodean. Ora para que los creyentes sirvan proactivamente, visiten a los enfermos, escuchen a los heridos, lloren con los que sufren y muestren compasión con los débiles en vez de esperar a ser servidos, visitados o escuchados.
Cuando lo hagan, guíalos a personas a quienes podrían ayudar a formar nuevas iglesias caseras y estudios bíblicos que imiten ese estilo de vida para la gloria de Dios.
Lugares de comunidad
Guía a los cristianos en esta región para hallar formas de servir a su comunidad y conseguir acceso creativo a las familias musulmanas a su alrededor. Ora para que así como los cristianos aman a los musulmanes de la forma en que quieren ser amados, que las familias musulmanas quieran conocer más sobre cómo están cumpliendo «la ley y los profetas».
Ora para que los cristianos se destaquen en su comunidad por su amor desinteresado. Ora para que hallen personas de paz que reúnan amigos o familiares para leer juntos la Biblia y aprender más sobre la fuente de este amor desinteresado.
Ora para que los líderes comunitarios no rechacen el evangelio y deseen que su comunidad sea formada por las enseñanzas de Jesús acerca del amor a los enemigos, servir al prójimo y la abnegación.
Jesús, tú eres el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre si no es por ti (Juan 14:6). Esta noche, cuando los musulmanes rompan su ayuno, vayan a la mezquita y hagan sus oraciones, oramos para que crezca su insatisfacción en la suficiencia de sus actos de justicia. Ya sea mediante un sueño o una visión o al hablar con un cristiano, dales a muchos musulmanes en esta área la chance de oír: «Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Podrá entrar y salir con libertad y hallará pastos» (Juan 10:9). A medida que aprenden más sobre ti, guíalos para comprometerse con amigos y familiares para juntos poder aprender más sobre ti.
Utiliza estos recursos para ayudarte a orar cada día de forma específica.
«Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que cambian sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:16-18).
Leer«Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará a ustedes las suyas» (Mateo 6:9-15).
Leer«Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan» (Mateo 6:5-8).
Leer«Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa. Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:1-4).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:43-48).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga una milla, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda» (Mateo 5:38-42).
Leer«También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. Pero yo digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier otra cosa que digan más allá de esto proviene del maligno» (Mateo 5:33-37).
Leer«Se ha dicho: “El que se divorcia de su esposa debe darle un certificado de divorcio”. Pero yo digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio y el que se casa con la divorciada comete adulterio» (Mateo 5:31-32).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él vaya al infierno» (Mateo 5:27-30).
Leer«Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates”. También se les dijo que todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal. Pero yo digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que le diga: “Insensato”, quedará sujeto al fuego del infierno. Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, el juez al guardia y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo» (Mateo 5:21-26).
Leer«No piensen que he venido a anular la Ley o los Profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la Ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido. Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos. Porque les digo a ustedes que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere la de los fariseos y la de los maestros de la Ley» (Mateo 5:17-20).
Leer«Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. Tampoco se enciende una lámpara para cubrirla con una vasija. Por el contrario, se pone en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos» (Mateo 5:14-16).
Leer«Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo lo recobrará? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee» (Mateo 5:13).
Leer«Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes» (Mateo 5:11-12).
Leer«Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:10).
Leer«Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9).
Leer«Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados» (Mateo 5:6).
Leer«Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia» (Mateo 5:5).
Leer«Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:3).
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