«No todo el que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Muchos me dirán en aquel día: “Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre y en tu nombre expulsamos demonios e hicimos muchos milagros?”. Entonces les diré claramente: “Jamás los conocí. ¡Aléjense de mí, hacedores de maldad!”» (Mateo 7:21-23).
En el islam, alguien se hace musulmán simplemente al recitar la shahada (declaración de fe islámica) con convicción. Jesús dice que simplemente decir: «Señor, señor» no bastará para entrar al reino de los cielos. Hoy, al orar por estas personas, reflexiona sobre lo que significa hacer la voluntad del Padre que está en el cielo. Ora para que las personas perdidas sean rescatadas por Jesús y que las personas rescatadas sean como Jesús.
Samir preguntó: «Para ser musulmán debes decir la shahada. ¿Qué dices para convertirte en cristiano?». Un hermano respondió: «En Romanos, dice “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo”. Sin embargo, no es simplemente decir una frase, debe haber un corazón que se rinda a Jesús como la única autoridad, un corazón que obedezca». Jesús, tú eres el Señor. Tú tienes toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Oramos para que los creyentes en esta área sigan a su maestro y Señor y hagan lo que él dice.
«¿Qué tiene de bueno el Jannah (paraíso) para las mujeres? A los hombres se les prometen vírgenes y vino, pero ¿qué pueden esperar las mujeres? ¿Puedes contarme más sobre lo que significa el paraíso para los seguidores de Jesús?», Belkis le preguntó a su amiga. Hacía un tiempo su corazón se sentía atraído al cristianismo, y comenzó a rechazar inconsistencias y la hipocresía de la religión en la que creció. Aunque le gustaba mucho lo que había escuchado sobre Jesús y su camino, se resistía a su señorío. Ella quería tomar las cosas que le gustaban de Jesús y dejar las cosas que le incomodaban. Ora por Belkis y tantos como ella que quieren tomar las bendiciones de Jesús y sus enseñanzas sin someterse a su autoridad y señorío sobre cada área de sus vidas. Despierta en ellos el temor de oír las palabras de Jesús «Jamás los conocí».
En Mateo 10:26-33, Jesús les dice a sus seguidores que no teman y que «cualquiera que me niegue delante de los demás yo también lo negaré delante de mi Padre que está en el cielo». Oramos para que las iglesias simples entre estas personas que confían en las enseñanzas de Jesús sean fortalecidas por su Espíritu y, con gracia y sabiduría, reconozcan a Cristo delante de otros. También oramos por hermanos y hermanas que, en momentos de persecución, hayan negado a Cristo por temor. Recíbelos de nuevo, tal como hiciste con Pedro después de que te negara tres veces.
Lugares de gobierno
Jesús, envías a tus discípulos como ovejas en medio de lobos. Cuando sean entregados a las cortes, gobiernos y religión, y cuando estén parados delante de gobernadores y reyes, oramos hoy para que no se sientan ansiosos sobre cómo hablar y qué decir. Ora para que los creyentes que comparecen en las cortes en este lugar tengan infinidad de testimonios de cómo «… en ese momento se les dará lo que han de decir, porque no serán ustedes los que hablen, sino que el Espíritu de su Padre hablará por medio de ustedes» (Mateo 10:19-20).
Que aquellos que observan cómo los creyentes actúan en momentos así (jueces, abogados, funcionarios) se sientan atraídos al Jesús que estos hombres y mujeres siguen. Que se arrepientan de ser «hacedores de maldad» (Mateo 7:23)
Los milagros, las profecías y los prodigios no nos salvan, debemos ser conocidos por Dios. Espíritu de Dios, oramos para que los perdidos en esta tierra oigan y crean y lleguen a conocer a Jesús, y que él los conozca. Que oigan la verdad del evangelio y realmente crean en ti y te conozcan, que sepan que tú los amaste primero y anhelas que ellos se acerquen a ti. ¿Podrán ver cómo los atraes con tu amor? Permite que te amen, te conozcan y hagan la voluntad de tu Padre. Aquellos que te aman, te obedecen (Juan 15:14).
Utiliza estos recursos para ayudarte a orar cada día de forma específica.
«Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que cambian sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:16-18).
Leer«Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará a ustedes las suyas» (Mateo 6:9-15).
Leer«Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan» (Mateo 6:5-8).
Leer«Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa. Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:1-4).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:43-48).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga una milla, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda» (Mateo 5:38-42).
Leer«También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. Pero yo digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier otra cosa que digan más allá de esto proviene del maligno» (Mateo 5:33-37).
Leer«Se ha dicho: “El que se divorcia de su esposa debe darle un certificado de divorcio”. Pero yo digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio y el que se casa con la divorciada comete adulterio» (Mateo 5:31-32).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él vaya al infierno» (Mateo 5:27-30).
Leer«Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates”. También se les dijo que todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal. Pero yo digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que le diga: “Insensato”, quedará sujeto al fuego del infierno. Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, el juez al guardia y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo» (Mateo 5:21-26).
Leer«No piensen que he venido a anular la Ley o los Profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la Ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido. Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos. Porque les digo a ustedes que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere la de los fariseos y la de los maestros de la Ley» (Mateo 5:17-20).
Leer«Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. Tampoco se enciende una lámpara para cubrirla con una vasija. Por el contrario, se pone en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos» (Mateo 5:14-16).
Leer«Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo lo recobrará? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee» (Mateo 5:13).
Leer«Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes» (Mateo 5:11-12).
Leer«Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:10).
Leer«Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9).
Leer«Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados» (Mateo 5:6).
Leer«Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia» (Mateo 5:5).
Leer«Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:3).
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