«Dichosos los que sufren, porque serán consolados» (Mateo 5:4).
En el islam se prohíbe el luto y llanto excesivo ante la muerte de un familiar. Cada cultura define de manera diferente cuanto es «excesivo». Sin embargo, no es raro oír que regañen a los familiares musulmanes de un difunto por llorar en un funeral. Hoy, al orar mediante Mateo 5:4 por los musulmanes, piensa en la profunda pena que experimentaste en tu vida y cómo Jesús te consoló. Reflexiona sobre cómo los musulmanes pueden enfrentar pérdidas devastadoras y cómo estas palabras de Jesús podrían traerles esperanza.
«Mis hermanos no me dejan ir a verla. Si vamos a su tumba ahora y le pedimos a Jesús, ¿la levantará de los muertos?». La pregunta desconsolada de Leila sobre su difunta madre reveló la profundidad de su angustia, la fortaleza de su fe y el misterio de la tristeza soberana. Sabía la verdad sobre la historia de Lázaro. Creía que Dios tiene completa autoridad sobre la vida y la muerte, y que Jesús mismo es la resurrección y la vida. Y sabía que Jesús promete consolar a los que sufren y así reconoce que tendremos aflicción. Él está «habituado al sufrimiento» y «soporta nuestros dolores» (Isaías 53). Algunos de sus parientes no creyentes no sabían de su fe y la criticaron cuando lloraba, pero ella soñó que Jesús mismo atravesaba las olas hasta llegar a ella, abriendo los brazos consoladores. Ora para que los creyentes aquí no pierdan de vista a Jesús en su aflicción sino que le pidan ayuda y reciban consuelo.
«Di la shahada (confesión de ser musulmán). Es tu culpa que él muriera». La aflicción profunda, el miedo y un deseo de controlar hicieron que Khalid culpara de la muerte de su padre a su hermana y su decisión de dejar el islam. Aquellos que aún no han entrado al reino de Dios lloran sin esperanza. En su desesperación y su deseo de culpar a alguien, quien sea, a menudo hacen cosas de las que luego se avergüenzan. Ora por todos aquellos que están de luto y aún no conocen a Jesús, para que sientan el peso de su desesperación y se vuelvan e invoquen el nombre del Señor. Pídele al Padre, que ve y se acerca, que traiga consuelo con la verdad.
Ora para que la Iglesia sepa como consolar a los no creyentes con el consuelo que ellos mismos recibieron de Dios. Es muy difícil cuando los padres mueren y no han oído hablar de Jesús o no han decidido seguirlo. Un hermano, cuando su mamá murió, no quería pensar en la eternidad. Había seguido a Jesús por muchos años y no le había hablado específicamente del evangelio. La desesperación de preguntarse por su eternidad hizo que se apartara de otros creyentes y de Jesús. Señor, te pedimos sabiduría y compasión que habla la verdad del único camino al Padre y que reconoce que la angustia a veces deforma nuestro entendimiento. Te agradecemos por conocer cada corazón y por la fe que ha sido confesada, o que aún está oculta. Por favor, ayuda a tu Iglesia a saber cómo consolar con la verdad a los que están de luto.
Ora por los lugares educativos en este país. Haz una pausa para orar por los maestros trabajando entre estas personas. Muchos de sus alumnos han sufrido violencia, y muchos han perdido a familiares cercanos. Pídele a Dios que les dé gracia a los maestros para brindar estructura y seguridad a los alumnos que están sufriendo o que han atravesado traumas. Que puedan ver el corazón y ver más allá de lo visible. Que sea una verdad en ellos «tener una lengua instruida, para sostener con mi palabra al fatigado» (Isaías 50:4).
Creemos y declaramos que tú, Jesús, consuelas a los que lloran. Eres el varón de dolores, habituado al sufrimiento. Así como «levantaste y llevaste» a tus hijos angustiados en «los tiempos de antaño» (Isaías 63), levanta y lleva a las personas en esta región que están sufriendo.
Utiliza estos recursos para ayudarte a orar cada día de forma específica.
«Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que cambian sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:16-18).
Leer«Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará a ustedes las suyas» (Mateo 6:9-15).
Leer«Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan» (Mateo 6:5-8).
Leer«Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa. Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:1-4).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:43-48).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga una milla, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda» (Mateo 5:38-42).
Leer«También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. Pero yo digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier otra cosa que digan más allá de esto proviene del maligno» (Mateo 5:33-37).
Leer«Se ha dicho: “El que se divorcia de su esposa debe darle un certificado de divorcio”. Pero yo digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio y el que se casa con la divorciada comete adulterio» (Mateo 5:31-32).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él vaya al infierno» (Mateo 5:27-30).
Leer«Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates”. También se les dijo que todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal. Pero yo digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que le diga: “Insensato”, quedará sujeto al fuego del infierno. Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, el juez al guardia y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo» (Mateo 5:21-26).
Leer«No piensen que he venido a anular la Ley o los Profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la Ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido. Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos. Porque les digo a ustedes que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere la de los fariseos y la de los maestros de la Ley» (Mateo 5:17-20).
Leer«Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. Tampoco se enciende una lámpara para cubrirla con una vasija. Por el contrario, se pone en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos» (Mateo 5:14-16).
Leer«Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo lo recobrará? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee» (Mateo 5:13).
Leer«Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes» (Mateo 5:11-12).
Leer«Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:10).
Leer«Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9).
Leer«Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados» (Mateo 5:6).
Leer«Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia» (Mateo 5:5).
Leer«Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:3).
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