«Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el que oye mis palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato que construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó y grande fue su ruina» (Mateo 7:24-27).
Hoy mucha gente en este lugar construye sus vidas sobre carreras, relaciones familiares, reputación, dinero, influencia y salud. Todas estas cosas no pueden soportar las tormentas y los vientos de la vida. Ora para que tengan la oportunidad de aprender de la roca del Salmo 18:2: «El Señor es mi roca, mi amparo, mi libertador; es mi Dios, la roca en que me refugio. Es mi escudo, el poder que me salva, ¡mi más alto escondite!».
Riyadh creció como musulmán, pero llegó a la fe en Cristo siendo joven. A pesar de la persecución y de perder relaciones con familiares, se aferró a Jesús como su perla de gran precio. Se casó con una creyente de su etnia, y juntos comenzaron a construir sus vidas basadas en la Biblia, aunque tenían pocos ejemplos cristianos para seguir. Leían la Biblia y Riyadh guio a su familia a construir sus vidas en la roca. Hoy, no solo sus hijos siguen a Jesús, sino que Dios usa a esta pareja para multiplicar su Iglesia permitiéndoles enseñar a otros cómo ser discípulos de Jesús que hacen discípulos. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron vientos, pero ellos están firmes porque confían en las palabras de Jesús. Ora para que los líderes como Riyadh y su esposa se multipliquen y lleguen a ser muchos más en esta región.
Comenzó copiándose en los exámenes en la escuela. Luego hubo mentiras a sus padres y maestros. Le decía a su novia lo que ella quería oír, buscaba atajos, falsificaba cuentas, sacaba un poco de aquí, ponía un poco allá. «Mientras no me descubran», se decía Ali, «¿cuál es el daño?». Siempre que esté adelante de sus acreedores, siempre que no permita que sus amigos de diferentes círculos se conozcan entre ellos. Todo está bien hasta que la casa de naipes comienza a desmoronarse. Ali, y muchos como él en este lugar, construyen sus vidas en la arena y no soportan cuando crecen los ríos y soplan vientos. Ora para que cuando su mundo se derrumbe, tengan la oportunidad de leer las enseñanzas de Jesús, sean convencidos de la verdad y elijan un camino diferente. Ora para que sus testimonios de transformación hagan que sus amigos y familia también quieran investigar sobre las enseñanzas de Jesús.
La obediencia trae estabilidad. Cuando obedecemos los mandamientos de Jesús, permanecemos en su amor (Juan 15:10). Esta es la base, la roca sobre la que construimos. El amor de Dios se reveló en el amor sacrificial de Jesús en la cruz, esto es inconmovible. Puede que venga sufrimiento y persecución, pero nada nos puede separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús nuestro Señor. El que no escatimó ni a su propio Hijo, ¿cómo no nos dará también todas las cosas? ¿Quién se atreve a acusar a los que Dios ha escogido? ¿Quién nos condenará? (Romanos 8:32-33). Ora para que los discípulos en este lugar no solo oigan las palabras de Jesús y las crean, sino que también obedezcan las palabras de Jesús y descansen en la constancia de su amor.
Lugares de religión
Mientras los musulmanes se van de la mezquita esta noche y comienzan a prepararse para Eid, la celebración que marca el final del Ramadán, oramos para que muchos sean llenos de un deseo de leer el Injil (Nuevo Testamento). Oramos para que Dios aumente el acceso que tienen a «oír las palabras» de Jesús en línea o en librerías. Oramos para que comiencen a descubrir su verdad. Al poner en práctica las cosas que leen, que puedan experimentar la bendición que viene de ser como el hombre sabio en esta enseñanza (Mateo 7:24-27). Oramos por los grupos de amigos y familiares que van a la mezquita, para que juntos comiencen a leer la Palabra de Dios y sean transformados.
Ten misericordia, oh Dios. Confesamos que algunos en esta área han abandonado a [Dios], «fuente de agua viva, y han cavado sus propias cisternas, cisternas rotas que no retienen agua» (Jeremías 2:13). Revélales su quebrantamiento a su propio corazón, Señor. Permite que vean que delante de sus ojos hay una fuente de vida, que su anhelo infinito de construir algo por sí solos es inútil. Las casas construidas en la arena serán destruidas y no podrán brindar refugio. Las cisternas que pierden no pueden saciar la sed. Jesús, por favor, permite que vean que tu Palabra es verdad y que obedecerte trae vida y descanso.
Utiliza estos recursos para ayudarte a orar cada día de forma específica.
«Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que cambian sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:16-18).
Leer«Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará a ustedes las suyas» (Mateo 6:9-15).
Leer«Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan» (Mateo 6:5-8).
Leer«Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa. Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:1-4).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:43-48).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga una milla, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda» (Mateo 5:38-42).
Leer«También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. Pero yo digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier otra cosa que digan más allá de esto proviene del maligno» (Mateo 5:33-37).
Leer«Se ha dicho: “El que se divorcia de su esposa debe darle un certificado de divorcio”. Pero yo digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio y el que se casa con la divorciada comete adulterio» (Mateo 5:31-32).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él vaya al infierno» (Mateo 5:27-30).
Leer«Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates”. También se les dijo que todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal. Pero yo digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que le diga: “Insensato”, quedará sujeto al fuego del infierno. Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, el juez al guardia y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo» (Mateo 5:21-26).
Leer«No piensen que he venido a anular la Ley o los Profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la Ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido. Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos. Porque les digo a ustedes que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere la de los fariseos y la de los maestros de la Ley» (Mateo 5:17-20).
Leer«Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. Tampoco se enciende una lámpara para cubrirla con una vasija. Por el contrario, se pone en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos» (Mateo 5:14-16).
Leer«Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo lo recobrará? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee» (Mateo 5:13).
Leer«Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes» (Mateo 5:11-12).
Leer«Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:10).
Leer«Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9).
Leer«Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados» (Mateo 5:6).
Leer«Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia» (Mateo 5:5).
Leer«Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:3).
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