«Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9).
El saludo más común en todo el mundo musulmán es Salam (paz). Los corazones anhelan la paz e incluso pelean por la paz, pero la paz solo puede hallarse mediante la sangre de Jesús. A través del Hijo, Dios se reconcilió «con todas las cosas, tanto las de la tierra como las del cielo, haciendo la paz mediante la sangre que derramó en la cruz» (Colosenses 1:20). Aquellos que buscan la paz, que llevan el mensaje de reconciliación, son bendecidos y siguen a su Padre. Ora para que los hijos de Dios se acerquen a los ansiosos y temerosos y sean pacificadores llevando el evangelio. Dios es el gran reconciliador.
Solo era una fiesta de artesanías de mujeres cristianas, pero la tensión era palpable. Siempre era así cuando estaba ella. «Tengo que hacerlo mejor», se dijo Sonia a sí misma al sentir que su rostro se sonrojaba. Oh, cielos, ella se le estaba acercando desde el otro lado de la sala. «Salam (paz)», Sonia apenas pudo pronunciar las palabras, el corazón le latía muy rápido. «¡Salam, mi hermana!», respondió Miriam, acercándose para el habitual saludo con un beso en la mejilla. ¿Era real? Sonia se había esforzado mucho para perdonar a su hermana en Cristo. No había muchos hombres solteros en la pequeña comunidad subterránea a la que pertenecían, y ya habían pasado dos años desde que el hombre con el que ella pensó que se casaría eligió a Miriam en vez de a ella. Ella corrió al baño para componerse y se miró al espejo. «La perdoné. Pertenezco a Jesús. Ella le pertenece a Jesús. Tengo que cerrarles la puerta a mis sentimientos de traición. PUEDO HACERLO». Se lavó la cara con agua, cuidando de no sacarse el maquillaje. Le sonrió a Miriam, y se sentaron para compartir la pistola de silicona, para pegar un lazo a un portavelas… La verdadera Luz del mundo, el Príncipe de Paz, estaba obrando. «¿Cómo estás, mi hermana?».
«No conoces a la VERDADERA Hesna», Ali escupió el nombre de su hermana. Su rostro se ensombreció al recordar la terrible pelea después de que sus padres murieron, demasiado jóvenes, dejando propiedades y posesiones para que las dividieran. El tema de la herencia normalmente genera tensión, a menudo rupturas irreparables entre familiares. Pero Ali y Hesna ya habían crecido: sus hijos eran adolescentes, vivían literalmente uno encima del otro en departamentos separados pero pegados, pero no se hablaban entre ellos, ni a los hijos del otro, hacía 11 AÑOS. Entraban y salían por la misma puerta del jardín, oyendo cantar «Eid Miladoun Saaid» (feliz cumpleaños) a los sobrinos y sobrinas cientos de veces, pero negándose por completo a sentarse juntos y tener una conversación honesta, para restaurar la paz.
Ora para que «el Dios de Paz aplaste pronto a Satanás» (Romanos 16:20) y traiga paz eterna. Satanás es el acusador, el mentiroso, el que susurra palabras de ansiedad y temor, que dice que a Dios no le importa. Ora para que los creyentes «calmen y aquieten sus almas como un niño recién amamantado» (Salmo 131:2). Pídeles que confíen en el Señor, vivan en paz y sean pacificadores.
Ora por los lugares comunitarios en esta área. Ora para que los clubes deportivos:
Cuando en un grupo de gente hay movimientos hacia Cristo, todo se multiplica: iglesias, discípulos, obediencia, líderes, intercesores, hacedores de discípulos y… paz.
Nos unimos y declaramos: «Que abunden en ustedes la gracia y la paz por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor» (2 Pedro 1:2) para esta preciosa gente.
Utiliza estos recursos para ayudarte a orar cada día de forma específica.
«Cuando ayunen, no pongan cara triste como hacen los hipócritas, que cambian sus rostros para mostrar que están ayunando. Les aseguro que estos ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara para que no sea evidente ante los demás que estás ayunando, sino solo ante tu Padre, que está en lo secreto; y tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:16-18).
Leer«Ustedes deben orar así: “Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan cotidiano. Perdónanos nuestras ofensas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros ofensores. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del maligno”. Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará a ustedes su Padre celestial. Pero si no perdonan a otros sus ofensas, tampoco su Padre perdonará a ustedes las suyas» (Mateo 6:9-15).
Leer«Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan» (Mateo 6:5-8).
Leer«Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa. Por eso, cuando des a los necesitados, no lo anuncies al son de trompeta, como lo hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando des a los necesitados, que no se entere tu mano izquierda de lo que hace la derecha, para que tu limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará» (Mateo 6:1-4).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ama a tu prójimo y odia a tu enemigo”. Pero yo digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen, para que sean hijos de su Padre que está en los cielos. Él hace que salga el sol sobre malos y buenos, y que llueva sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa recibirán? ¿Acaso no hacen eso hasta los recaudadores de impuestos? Y si saludan a sus hermanos solamente, ¿qué de más hacen ustedes? ¿Acaso no hacen esto hasta los gentiles? Por tanto, sean perfectos como su Padre celestial es perfecto» (Mateo 5:43-48).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la capa, déjale también la camisa. Si alguien te obliga a llevarle la carga una milla, llévasela dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no le vuelvas la espalda» (Mateo 5:38-42).
Leer«También han oído que se dijo a sus antepasados: “No faltes a tu juramento, sino cumple con tus promesas al Señor”. Pero yo digo: No juren de ningún modo: ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus cabellos se vuelva blanco o negro. Cuando ustedes digan “sí”, que sea realmente sí; y cuando digan “no”, que sea no. Cualquier otra cosa que digan más allá de esto proviene del maligno» (Mateo 5:33-37).
Leer«Se ha dicho: “El que se divorcia de su esposa debe darle un certificado de divorcio”. Pero yo digo que, excepto en caso de inmoralidad sexual, todo el que se divorcia de su esposa la induce a cometer adulterio y el que se casa con la divorciada comete adulterio» (Mateo 5:31-32).
Leer«Ustedes han oído que se dijo: “No cometas adulterio”. Pero yo digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te hace pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él sea arrojado al infierno. Y si tu mano derecha te hace pecar, córtatela y arrójala. Más te vale perder una sola parte de tu cuerpo y no que todo él vaya al infierno» (Mateo 5:27-30).
Leer«Ustedes han oído que se dijo a sus antepasados: “No mates”. También se les dijo que todo el que mate quedará sujeto al juicio del tribunal. Pero yo digo que todo el que se enoje con su hermano quedará sujeto al juicio del tribunal. Es más, cualquiera que insulte a su hermano quedará sujeto al juicio del Consejo. Y cualquiera que le diga: “Insensato”, quedará sujeto al fuego del infierno. Por lo tanto, si estás presentando tu ofrenda en el altar y allí recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí delante del altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; luego vuelve y presenta tu ofrenda. Si tu adversario te va a denunciar, llega a un acuerdo con él lo más pronto posible. Hazlo mientras vayan de camino al juzgado, no sea que te entregue al juez, el juez al guardia y te echen en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que pagues el último centavo» (Mateo 5:21-26).
Leer«No piensen que he venido a anular la Ley o los Profetas; no he venido a anularlos, sino a darles cumplimiento. Les aseguro que mientras existan el cielo y la tierra, ni una letra ni una tilde de la Ley desaparecerán hasta que todo se haya cumplido. Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos, por pequeño que sea, y enseñe a otros a hacer lo mismo, será considerado el más pequeño en el reino de los cielos; pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos. Porque les digo a ustedes que no van a entrar en el reino de los cielos a menos que su justicia supere la de los fariseos y la de los maestros de la Ley» (Mateo 5:17-20).
Leer«Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una montaña no puede esconderse. Tampoco se enciende una lámpara para cubrirla con una vasija. Por el contrario, se pone en el candelero para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben a su Padre que está en los cielos» (Mateo 5:14-16).
Leer«Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo lo recobrará? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee» (Mateo 5:13).
Leer«Dichosos serán ustedes cuando por mi causa la gente los insulte, los persiga y levante contra ustedes toda clase de calumnias. Alégrense y llénense de júbilo, porque les espera una gran recompensa en el cielo. Así también persiguieron a los profetas que los precedieron a ustedes» (Mateo 5:11-12).
Leer«Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:10).
Leer«Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios» (Mateo 5:9).
Leer«Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados» (Mateo 5:6).
Leer«Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia» (Mateo 5:5).
Leer«Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece» (Mateo 5:3).
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